En general, a todo boxeador hay que castigarle constantemente con golpes al tronco, en las partes blandas, donde los resultados son más favorables. La mano izquierda quedará más adelantada que la derecha, (se procura arduamente no bajar las manos, por ser una defensa principal y versátil protección) con los codos un poco cerrados, para proteger el estómago, y moverlos para proteger los riñones y el hígado.