Una vez finalizado el torneo extra, Moreno dejó su lugar y Guillermo Stábile comenzó su segundo período como entrenador del equipo nacional de Argentina. Y aunque en los siguientes años no ganó la Copa América, siguió demostrando supremacía a nivel continental, pero no encontraba una adecuada organización interna como para plasmar ese potencial futbolístico en Copas del Mundo. Ese mismo año el equipo sufrió tres derrotas en Brasil: dos de ellas en la Copa Roca y la siguiente en la Copa Atlántica.